Períodos de juego y ocio

Períodos de juego y ocio

 De 1 a 7 años y en la edad adolescente

 

Rodrigo Castelán

 

Castelán, R. (2017). Períodos de juego y ocio. De 1 a 7 años y en la edad adolescente. México: RCA.





   Este documento está definido para explicar las similitudes o no, que existen entre ambos entes. Los primeros juegan mientas que los segundos también.

 Ambos son dispersos, interesados en lo creativo según estos.

 De hecho los segundos serían menos propensos a lo creativos, salvo algunas excepciones y los primeros más dentro de la naturaleza creativa.

 Los primeros buscan a sus iguales, mismas edades y estaturas.

 Cualquier cosas que se vea como niño y se mueva como tal, es objeto de persecución para obtener la convivencia inmediata.

 Cualquier cosa que se vea y se mueva como un desnutrido mental adolescente, es entonces la finalidad, para ir por este y alcanzarlo y casarlo e incorporarse a sus o a las filas de los similares, emparentar y hacer; hacer nada.

 Los adolescentes acuden a la preparatoria pero sólo como si se tratase de un jardín de niños, un área de juegos.

 Los niños son blancos y los adolescentes negros.

 Los segundos son eternos para los segundos, no tienen qué hacer.

 Ni las chicas suelen ser realmente atractivas para los segundos ya que últimamente se juegan los juegos de los pares entre iguales.

 Los primeros son dispares en el concepto de los segundos, sus juegos y diversión es infinita, y las mediciones humanas nunca tendrán sentido para estos.

 Los segundos dicen que nunca hacen nada en las escuelas, en la prepa.

 Dicen que ninguna clase les gusta, en especial la de matemáticas, a la que nadie le entiende.

 A parte los maestros son súper aburridos, dicen.

 Los primeros y tempranos hermanitos son deportivos, así son sus actitudes, y para ellos representa un reto adentrarse en los senderos del qué sucederá ahora, ?

 Si los PRE-jóvenes son quienes no hacen nada, porque ellos mismo así lo confiesan, entonces que hagan algo, o que lo hagan todo, pero esta idea no les conviene porque no les agrada.

 La prepa es un campo de concentración para ellos, ya que no saben realmente qué hacer ahí.

 Saben que tienen que estudiar, pero la palabra y concepto -tienen-, no la reconocen, y cuando llegan a la juventud o edad adulta, no saben qué fue eso, de hecho, dicho término, nunca más lo vuelven a interpretar. Es como una pesadilla.

 Los niños tratan de socializar a como de lugar, los otros niños, los que casi son jóvenes, sólo se pegan unos contra otros, y no saben el porqué.

 Los grandes se juntan como si de un sindicato barato se tratara.

 No saben cuál es el significado de dicha unión.

 No lo ven ni siquiera como una oportunidad para la convivencia, y que por tanto sería algo sano.

 Ellos son insanos.

 Sus mentes se encuentran revolucionándose. Eso es lo que dicen los expertos.

 Realmente se encuentran estancados.

 Los niños quisieran entrar en los estanques de lodo, y el lodo es parte de los procesos mentales de los más pesados. Ellos no necesitan entrar y enlodarse, ya lo están dentro de sus mentes vacías.

 Es como si alguien llegara a vaciarles la cabeza, de por sí está hueca, y ¿quién se las vació? Seguramente alguien que no se puede ver.

 ¿Es a eso a lo que llaman que sus cerebros se están perfeccionando, preparándose para lo que serán en un muy próximo futuro inmediato?

 Los cerebros de los chiquitos también se están modificando constantemente y nadie dice nada, o sí, pero es otra plataforma donde encontramos otros términos y condiciones.

 Los primeros son livianos ante la física y se desplazan casi volando o levitando.

 Los segundos son pesados y detestan la física, ya que ésta, les hace sufrir.

 Los segundos, al mismo tiempo se quejan y al mismo tiempo tienden su propia teoría respecto de los suyos.

 Pero al mismo tiempo se auto disculpan de sus actuares.

 Y al mismo tiempo arremeten contra los adultos y terminan insistiendo que nadie les entiende y emiten juicios como los de Sor Juana, acusando a los hombres con razón y sin razón. Mayormente sin sentido.

 Para los segundos el agua viene siendo una fiel compañera pero no del todo y no siempre.

 Los primeros son como los peces en el agua.

 El cepillo y el peine viene bien a los peques ya que es una forma de crear nuevos vericuetos.

 A los segundos, lo que dicte el espejo es totalmente relativo y tiene solamente cabida en un tercer plano.

 El libro es todo un coso de Pandora para los niños, es como la curiosidad que encontró al gato y terminaron ellos, los niños, jugando con él, gato.

 El libro ni siquiera podría funcionar bien, es decir, como una almohada, para que los holgazanes duerman a un costado del árbol; resulta como un ladrillo y eso es infernal.

 Los más pesados dicen que ellos son así porque no están realmente interesados en nada.

 Existe por tanto la dispersión, pero la base es que no saben nada.

 Y no porque hayan leído a los griegos, simplemente, y en efecto, no saben nada.

 Esto mediante unas buenas entrevistas que realicé a estos compañeritos, los del jardín de niños que alberga a los de 16 o 17 años.

 Otros prefieren fumar y ser detenidos por la policía que se pasea por las avenidas y jardines internos a las universidades, jesuitas, puede ser.

 Son detenidos porque fumaron en áreas prohibidas para eso, son llevados a la dirección. Luego ellos piden perdón al docente.

 El niñototote que se queja de la clase a la que ni siquiera entra.

 A la que tampoco le gusta y ofende al profesor como si fuera el presidente del PRI que quiere amedrentar con violencia…, sí, al mismo profesor. Hijos de Esther Gordillo.

 El peque que va a ser regañado, de paso, se suelta porque tiene que ir a correr, a seguir corriendo.

 La buena actitud de los primeros contra la mala de los segundos.

 Pero no siempre es así, y las cosas son al revés.

 Ya que el mismo Hitler también tuvo 5 años y 15 años respectivamente.

 El adolescente quiere que se le respete como si fuera el rey de caramelo y solamente quiere recibir, mas no dar.

 Sólo para adentro, mas no para afuera.

 Los segundos son ciegos porque son sordos.

 No es suficiente oír, sólo escuchar dará la libertad.

 El cielo es de los que dejan hablar y así compartir.

 Hasta los niños ponen atención, mucha, cuando otro de su misma edad y especie les habla.

 Los más grandes, no ponen atención, sólo cuando les conviene, y nunca habría razón suficiente para que les conviniera.

 Porque quisieran perfectamente estar en sus casas, azotando a sus madres y contestándoles a sus padres.

 Los niñitos solamente quieren escapar de las manos de sus padres, porque están jugando todo el tiempo.

 Colarse por ahí y desaparecer de sus padres, ya sea por abrigo, abrazo y beso o por saltar el regaño, también es parte de la diversión y el juego.

 Al que es más grande le aterrorizan las clases y los salones, porque en ellos yacen los maestros.

 Los pequeños cuando están en clase, están sentados y con la vista baja, observan sus hojas y cuadernos que bien pueden rayar en su totalidad.

 Los cerebros de ambos se modifican y para lo que van a terminar siendo, según es este el caso para los cuasi jóvenes.

 Pero no todos correrán con la misma suerte.

 Las virtudes no vienen en los bolsillos de todos.

 No todos tienen el talento, y por tanto no todos serán triunfadores.

 Sin embargo, el Pensamiento Cohesivo les invita a todos.

 Todos son por tanto, invitados a la cena de los libros.

 Que nadie escape al honor de poder trascender a diestra y siniestra.

 Siniestro será el futuro inmediato de quienes no se alisten.

Sólo los listos llegarán primero, y como no existe el tiempo, no importa cuánto tarden los que vienen atrás.

 Me refiero a los segundos y no a los pequeños, aunque estos deberían de ser bien instruidos desde un principito.

 Y Juan Salvador Gaviota para los segundos, para los que con sus actitudes nefastas se auto aniquilan.

 Y poco a poco se quitan la vida.

 Los segundos piensan que cuando eran primero, ese era el tiempo ideal.

 Ese sería el real objeto y el objetivo.

 Permanecer así, sólo así, por la eternidad.

 Pero no se puede transformar la mente de quien no existe ya que él mismo se ha implosionado de la creación.

 Los pequeños explotan como si del BIG BANG se tratara, y les pasa todo el tiempo.

 Estallan y vuelven a crecer, otro poco, un poco cada vez.

 La memoria de los grandes les priva de todo, ya que de hecho, tal plataforma está más que desengranada, desajustada y no sirve, no se mueve, no gira.

 Los niños son como bucles recursivos, van de allá para acá, van y vienen y se vuelven a regresar.

 Los adolescentes se adentran a un bucle de repetición y de vicio sin límites.

 Todo es igual ahí, las historias y sucesos se repiten a granel.

 Todo no tiene ningún sentido ni dirección.

 El origen se ha perdido, la ruta se ha blanqueado y la meta se ha olvidado.

 Si la religión y la ciencia no existe dentro de las cajas cerebrales de los más grandes, ¿dónde queda eso que podría ayudar a lograr las conjugaciones?

 Ni siquiera la materia gris habita ahí, y la capacidad de conectar con la mente es mentira.

 Si la materia gris no está, es porque ahí está, es fácil, ya que estando, no está.

 Por otro lado, si se usa, puede estar, si no se usa, ¿quién puede afirmar que dicha materia gris se encuentre ahí?

 Lo que ocurre con los niños es similar, si ellos en sus trajinares están, a la vez no están. De hecho no están, ni al alcance de sus padres, y esa es la idea.

 Por eso libres están y son.

 Pero los más altos no, ya que no son libres por estar atados a lo recursivo en vicio fatal.

 Todos los que padecen ahí se encuentran.

 Los que van al médico y al psicólogo también, ahí están.

 De hecho no están, ya que estando encerrados, escapan a la zona, al sitio y a la imaginación.

 Es lo malo de estar ahí, ya que así es como se enferman las cosas, las situaciones, las personas.  

 Estar enfermo es malo, y más malo es estar no estando, dentro del bucle que crea la fantasía, el espectro del trance justamente.

 Y esto ya tiene que ver con el miedo o el espectro fantasma.

 Lo real no lo es, entonces es por eso, la razón de la real realidad, lo que hay que perseguir.

 Pero eso no está aquí, y por tanto es un estado de consciencia más.

 Y el semiadulto tiene y posee y estado de anticonsciencia más y mejor.

 Es como el suicidio, es como mejor vive el más grande.

 Los más altitos piensan en su autoaniquilación.

 Palabras como: pensamientos sobre un suicidio.

 No me interesa nada, no me importa nada, eso es válido cuando dicho sujeto se encuentra escribiendo tres libros por semana, si no es así, pasamos a la siguiente página.

 ¿Serían valederos los libros y las muchas citas contenidas ahí, como para respaldar este documento, o podría valerme de los hechos reales de carne y hueso?

 El nivel de alejamiento de los grandes es ventajoso contra los insignificantes pequeñitos, quienes hasta cuentan a sus amiguitos.

 Los más mayores se rodean de su espejo, y entonces andan en pares, y se sientan en pares.

 Su pupitre dentro del aula es para él, lo que significa: dos personas.

 Es mejor cuando creces y te pones a estudiar, ya que así, contestas puros exámenes dentro de tu carrera y terminas una maestría en 4 meses o menos y no en dos años.

 Y así me siento de narrar lo que al parecer nadie quisiera exteriorizar.

 Las aulas se ven así, bancas para dos, con dos personas, siempre mujeres con sus mismas y lo mismo del lado de los hombres.

 Y es cautivador, ya que estando ahí el docente, es como si no estuviera, ya que brilla por su ausencia.

 Tanta es la situación magnética que albergan los estudiantes.

 Es decir: sus polos positivos se enlazan con los negativos de sus compañeros y hacen clic.

 Pero dichos polos, ya sean negativos o positivos, son positivos con los polos positivos de sus maestros, por lo que nunca tendrán que ver los preparatorianos con el profesorado.

 Entonces se encumbra un corto circuito.

 El profesor queda desfasado.

 Se desaparece, se borra del mapa de esa zona de salón.

 Sólo permanecen quienes son tibios e inmóviles.

 Adornan el salón, es todo.

 No saben qué hacen ahí.

 Esa siempre será la pregunta maestra.

 Y cuando la maestra pregunta, ellos se quedan sin verla.

 No sonríen, sólo a sus compañeros, de hecho, a quien tienen a lado, exclusivamente.

 Son dos compañeros por pieza, por banca.

 Realmente están en la banca.

 Pero los niños están no en una educación bancaria, ya que se muestran perceptivos como lo filósofos que son.

 Ya lo decía Lipman.

 Pero Lipman no quiso pisar, a lo mejor, mucho el terreno mediano, de la educación media, ¿o sí? En su lugar, yo no iba a la fiesta.

 Lo que quiero decir es no, a perder el tiempo.

 Finlandia no pierde tiempo con los niños, ya que estos son inexistentes.

 Niños menores de 7 años no están es sus instalaciones.

 Ellos deben de estar jugando y en sus casitas.

 Los grandes en sus casotas, las cuales confunden con la preparatoria, la institución educativa.

 Ahí, los más grandecillos, viajan con la idea de simular una obtención de saberes a nivel bancario, sin embargo no se dejan.

 Es decir, reciben los saberes como panes, y ellos son unas bolsas de papel.

 Pero todo es un simulacro.

 No quieren ser y por tanto no saber.

 Esa pregunta siempre está en el aire.

 ¿Quiénes son, ellos mismos?

 No los saben, y por eso sufren una soledad.

 El miedo de no ser parte de la entropía, el aliento Divino, lo único que nos lleva de regreso al Padre.

 Todo mundo quisiera estar dentro de esa gran avalancha y su tremendo caudal.

 Pero no se atreven, porque aparte están bien desconectados.

 La infancia como la adolescencia se encuentran desenganchadas de ese caudal explosivo.

 Por eso los adultos mayores son quienes se la pasan rezando, sean creyentes o no.

 Ya que ven la muerte irremediable más certera y cercanamente.

 Su mente yace ya en otro lado, es en definitiva un estado de consciencia realmente diferente.

 Pero el de los más grandecitos, es mucho peor, es como estar muertos en vida.

 Los niños, no están del todo fuera de la entropía, pero estando, están más pero como en una modalidad fantasma, virtual, conceptual solamente.

 Están no estando, y no estando del todo, es como realmente están, y el tiempo no les mueve nada.

 Los adolescentes están ahí, igualmente no estando, pero porque están viciados dentro de un bucle de perdición, que en verdad, acarrea mayormente a las fuerzas negras y no benévolas.

 Es una trampa que al mismo tiempo es un trance, es un estado indeseable.

 La automarginación contiene los mismos atributos de quienes persiguen sin saberlo a la gerontofilia y a la pornografía.

 Son móviles que acarrean más y más al lado oscuro.

 Y ahí cualquier empresa dentro de cualquier tenor, puede ocurrir.

 Sólo que no lo saben porque no se les hace que así, sea la forma natural de auto aniquilarse.

 El sin saber y seguir viviendo así, es tan nefasto como la atracción física y peor aun, sexual, hacia los cadáveres.

 Es vivir sin pensar, sin hacer uso del cerebro por ni tan sólo, un segundo.

 Entonces los segundos y las horas pasan, pero porque realmente no pasan.

 Esto es obvio, en el maneje de los avispados al suicidio.

 Ellos se autodestruyen porque se quieren preservar, justo por esto.

 Al querer salir adelante, pasan atrás a las filas de la muerte.

 Y no es filosofía, como la teoría de las cuerdas.

 Las cuerdas, en este caso de los grandecitos, no se tensan.

 Se disuelven.

 La oportunidad que no tomaron, porque no se tomó, desaparece.

 Los teóricos de la filosofía no están porque no existen, ya que estamos hablando largamente de la praxis.

 Sí está la teoría, pero esta es tétrica, más de lo que es la tanatología.

 Dormir, acostarse no con el enemigo, ¿o sí?, sino con el demonio, es esto mismo.

 Los adolescentes piensan en un gran desorden cuando frente a sus maestros los aborrecen.

 Entonces toman la clase preparatoriana de orientación vocacional, de la cual siempre salen desconcertados y odiando a sus maestros.

 Entonces dicen que fue mejor dicho, la clase de desorientación vocacional, lo cual son los menesteres de los que se dedican a nada.

 Entonces no reconocen a quienes les ayudan porque les quieren ayudar y todo eso lo tiran por la borda.

 No así los infantes de Carrión, quienes no tienen rotos sus sacos, y por ahí la instrucción de la vida, no se les sale para nada.

 Es como cuando tienen y guardan sus ranas y sus resorteras dentro de sus bolsillos.

 La vida habla para ellos y estos niños le escuchan perfectamente, de hecho es lo único que logran escuchar, porque a sus padres mortales, no, no es conveniente.

 El éxito, de alguna manera está en ellos, aunque esto es un decir también.

 No todos los niños son buenos, y ante eso falta como muestra, un botón, los escritos de San Agustín.

 No olvidemos que Hitler fue niño también, y adolescente.

 Dentro de los parámetros del empirismo, la experimentación es natural en los niños, y antinatural en los mayores a estos.

 La experimentación en los jóvenes tempranos es antinatural ya que conlleva el veneno de la pretensión.

 Las máscaras sociales son la sopa de todos los días en estos entornos juveniles.

 El niños no tiene problema con eso, ya que todas las máscaras que estos pudieran encontrarse, no se las pueden colocar, ya que para ellos, duchas máscaras no tienen sujetadores.

 La experimentación es algo que lleva a las relaciones pares, grupos entre pares, sí, me refiero a los cuasi jóvenes.

 Los niños conviven con todos, todos son una sopa mágica de juego.

 Aunque existan desacuerdos, entre niños terminarán siendo simplemente naturales.

 Con lágrimas en los ojos, sí o no, esta es la historia.

 Mas no la histeria por la que se juntan los adolescentes, siempre los dos, quienes pueden ser esos dos, o aquellos o aquestos dos.

 Lo racional no existe en los más grandecitos, mas no así con los más pequeñitos.

 La lógica de los peques es interesante, son inteligentes por lo natural.

 No así los más desarrollados, que de desarrollados no tiene nada en realidad.

 Para los estirados, los grupos de saberes vienen, según ellos y según esto, condicionados por una normas que nadie puede ver.

 Son solamente los juegos que les juegan a ellos, sus propios cerebros.

 Mas no sus mentes, porque para poder abrir las puertas a tal paraíso, es importante ser más como niños que como no tan niños.

 Los adolescentes siempre tiene un espejo enfrente, y entonces ven al profesor como se ven a ellos mismo, por ende los desprecian a todos.

 Los niños observan los espejos de manera interna, ellos no necesitan tener uno enfrente, mejor dicho, el reflejo de estos, es algo que mantienen siempre de memoria dentro de ellos.

 Cuando dibujan a su mamá o a su papá, los niños lo hace sin voltear a verla o a verlo o a verlos, siempre lo hacen de memoria y con total maestría.

 No necesitan los niños de los espejos.

 Eso que es infinito y que muestra el infinito y lo evidencia, que es el espejo, es algo que llevan inside los niños.

 Los más alargados deben de pedirle permiso a sus extremidades para finalmente dejarlo todo al pasado y al futuro, uno que apostando lo que sea, no saben cómo es.

 El espejo en los garrochados son su emblema, de ahí parten para los episodios de vanidad freudiana.

 El pelo y la sonrisa son los principales componentes que pueden ser avisados mediante el espejito mágico.

 A los niños les da más por el amiguismo y el compañerismo y la tierra y ensuciarse, que observar lo aburrido todo con un espejo enfrente.

 El espejo está frente a los de frente despejada, ya que así se evaden de la realidad de sus escuelas y de sus hogares.

 Si los maestros de estos, son espejos todos, y no con una fisonomía que mostrara aunque sea unos brazos, piernas y tronco, entonces todos esos son lo mismo, son simples entes que están aquí por error.

 Para los adolescentes todo es un error, y las personas que le rodean también, y los árboles y las frutas y el mar y todo.

 El niño goza de todo eso y no necesariamente por condiciones de dislexia y del efecto espejo cuando escriben, ya que hasta eso les ha de resultar divertido.

 Los que siempre tienen dislexia son los adolescentes, ya que todo lo ven mal, inadecuado y no indicado, no saben se es bocabajo o hacia arriba, y cuál sería la dirección.

 Ellos no necesitan escribir las cosas al revés, ya que así son sus vidas.

 No necesitan escribir con faltas ortográficas ya que la grafía en ellos es una cinta que está echada a perder.

 Disgrafía es el adentro y afuera de la vidas de los que todo les duele, y es así como escriben lo que ocurre o no en sus vidas de papel.

 La discalculia es el pan nuestro de cada día de los casi jóvenes, nadie atina a matemáticas y siempre se quejan, por tanto, de dicha clase o maestra maestro.

 El TDAH es más frecuente de hecho, en los que adolecen que en los que gozan.

 Los pequeños son motores nuevos, son TDAH naturales.

 Los TDAH de 17 años son el caso, el problema, ya que en ellos esto no es natural, es sólo un pretexto.

 Los niños mediante la musicoterapia pueden alcanzar objetivos.

 Los más grandes, no alcanzan nada ni mediante la musicoterapia, ni mediante la música.

 Ésta última, la música, la ven como una oportunidad para la vagancia y no hacer nada.

 Se da el caso del muchacho de prepa que se quiere dedicar a la música sólo porque siente que es fácil.

 De esta forma puede tocar su guitarra mal, a manera de acompañamiento, para su voz de perro y sus interpretaciones de borracho homeless.

 Tal chico, cuando se entera en la escuela, de qué se trata la carrera en música, prefiere entonces abortar la idea, y continuar con una vida de estupidez.

 Un niño sería más propenso a la concentración y a recibir una instrucción de parte de un profesional de la música.

 Mas no así un profesional del no hacer nada como un doliente caprichudo.

 Psicológicamente el adolescente quiere pasar desapercibido ante los mares de personas, los que puede encontrarse en la escuela.

 Es como si desactivara el encendedor, de esta forma, ningún psicólogo loco podría leerle la mente, la cual está más que vacía, mejor dicho, No conectada, su anticerebro no conectado a la mente.

 Psicológicamente el niño practica constantemente la lectura de la mente de sus compañeritos mediante la telepatía, pero esto ni los adultos ni ellos mismo, lo saben.

 Los únicos que saben leer las mentes de sus hijos dolosos, son los padres, y saben, aunque no lo sepan, ya que es una situación histórica, que sus hijos están perdidos.

 Finalmente la parte que estoy aterrizando, sobre la edad infante en relación con la adolescente, que ambos son tiempos para el juego, también tiene que ver con la lógica de la vida.

 En la vida todo es como la respiración, es una situación binaria.

 No todo es inhalar, porque moriríamos, caso contrario, no todo sería exhalar, pasaría los mimo.

 Dos estaciones generales se dan por año, el frío y el calor. Es una plataforma binaria.

 Esto significa que los niños antes de los siete años juegan, descansan de una labor que ni siquiera han comenzado, que es estudiar enrolados en los colegios.

 Luego vienen las edades de los 10 a los 14 años, etapas de la secundaria, cuando todos están estudiando como locos dentro de un régimen nazi.

 Luego viene otra vez el descanso, cuando llega la adolescencia, es decir, querido lector, me refiero a lo que me refiero, estos entes no hacen absolutamente nada en la preparatoria.

 No sé cómo es que les asignan calificaciones, ¿por no haber hecho nada nunca?

 Justo después viene la etapa de la juventud temprana y juventud, la cual pasan en las universidades, tiempo de estudiar con mucha concentración.

 Y así en lo sucesivo.

 Después de concluir sus estudio, vendrá un tiempo de relajación, es algo así como masticar con calma y a manera de fiesta por los triunfos obtenidos (título universitario), durante los tiempos siguientes a los referidos.

 Los niños, están destinados a la misma fórmula, pobres.

 Pero a lo que me refiero es que no debería de ser así, ya que lo anteriormente narrado, tiene que ver con la vida de un animal, como lo sería una vaca, un burro, perro, gato, unos peces en la pecera, una vida sin más.

 Lo anterior se resuelve con el Pensamiento Cohesivo y sus ofertas consistentes en no dejar los estudios, los cuales deben de mantenerse siempre encendidos por la eternidad.

 Volvemos a las andadas entonces.

 El constructivismo se da en los pequeños. Se da de manera primitiva aún así.

 Observar a los niños es como el mundo de los prehistóricos.

 Los adolescentes no tienen forma de construir, lo binario es sólo por consolación y autobeneficio, para estos.

 No podrían nunca construir los medio jóvenes, ya que realmente no saben siquiera qué es eso.

 Conocer a Vigotsky o a Piaget, ya sería por tanto, demasiado.

 Los niños solamente conocen su interacción con los otros niños, mas no así las clases.

 Puede ser una clase de dibujo, o de cuentos, o salir al patio a jugar, pero no hay tales significados distintos para ellos.

 Para los más avispados, los casi jóvenes, las clases son todas un error, todas son aburridas sin excepción, y no se saben otra.

 La sociología es natural en los infantes, siempre se arriesgan a los peligros de ejecutar tales ejercicios.

 Los adolescentes no se arriesgan, prefieren no ser ofendidos.

 Esta práctica es la que más adelante conlleva a los horizontes de lesbianismo y de corrupción y de homosexualidad.

 Es decir, llevar una vida condicionada, otras personas pueden entrar, pero siempre y cuando cumplan con una serie de requisitos, y la vida, por lógica, no es así.

 Lo anterior raya totalmente en la enfermedad. No es normal.

 La antropología del infante es similar al del hombre de piedra.

 La antropología del casi universitario, es como la de los polacos cruzados con españoles. Una mezcla de desaire y de ineptitud torpe.

 Las artes serían bien recibidas por los pequeños, ya que estos tienen actitudes deportivas, son inteligentes en este sentido.

 Los más mayores no entienden de arte, para ellos, la mejor música, es la peor, los peores gustos, las selecciones mayormente pésimas.

 Encumbrar el origen mediante la biología como modelo a seguir o que debería ser seguido por la física, es algo en lo que no se enfocan los peques,

 Ellos son como barcos de papel dentro del violento caudal entrópico.

 Esta temática es muy difícil de abordar y para lograr comprender para los dolientes damiselos.

 Respecto al derecho, ambos se guardan su derecho de admisión.

 Por ambas partes abría muchos problemas referentes a la intromisión del territorio, por lo que cada quien traza su territorio.

 Los más robustitos, ceden su derecho a ejecutar tales planes o ejercicios, con tal de no hacerlo ellos, como no pasar al pizarrón. Mejor que pase otro.

 Para los escuálidos, tales ejercicios es parte del juego y de la diversión.

 Si pasan o no al pizarrón, es motivo de gracia, risas, ya sea que contesten bien o no.

 En psicoanálisis, los adolescentes probablemente preferirían recitar de memoria lo que sus pésimos maestros les han referido sobre Freud: -no sirve para nada y nadie lo quiere-.

 Los niños son simplemente la confirmación de lo que dice Lacan, Freud apenas es el comienzo en nuestra sociedad de investigación actual, esto apenas comienza.

 La filosofía es bien recibida por niños, los cuales son tremendos filósofos, ya que siempre se preguntan por el todo, como decía Lipman.

 Los más mayores solamente dicen a todo: no sé nada.  

 Los niños son panópticos, los adolescentes son como los caballos, todo el tiempo ven sólo de frente, a unos 20 centímetros, no más.

 Los niños se regocijan con las partes y con el todo, y eso que no conocieron a pascal.

 Los mayorcitos no gustan del todo, ya que toda la comunidad no es para ellos, sólo unos cuantos compañeros.

 Los niños serían amantes fieles de Spinoza, no así los ateos naturales de los dolientes.

 Hasta sus padres de los dolientes quieren, quisieran que se les quitaran esas torpes ideas marxistas marcianas, y eso que aún no pisan las estúpidas universidades, como la UNAM.

 De verse enrolados ahí, las madres particularmente tendrían que rezarle a Spinoza desde sus casas.

 Einstein decía que es mejor callar que otra cosa, y él no era el único que lo decía, tales citas se refieren a: -menos plática y más acción-.

 Los adolescentes callan no porque hagan caso de lo que decía Einstein, sino porque simplemente no quieren aparecer en escena.

 Por cierto Einstein también hablaba de ellos: “La vida es muy peligrosa. No por las personas que hacen el mal, sino por las que se sientan a ver lo que pasa” (Einstein).

 La vida se da por períodos de 7 años, los primeros son de descanso, y los terceros también. De 1 a 7 años, los niños deben estar guardados en sus casas según Finlandia. Jugando y jugando. De los 14 a los 21, lo mismo. Etapas preescolar y preparatoria respectivamente.

 Platicando con jóvenes y con adolescentes, que de hecho en la actualidad es lo mismo, es decir, a partir de los 4 años y concluyendo en los 25 o 28, es el mismo estado mental.

 Estos jóvenes concuerdan en que cuando estuvieron en la escuela, no fueron conscientes de ello. De hecho lo mismo puedo decir sobre mi experiencia. La escuela en definitiva debería de ser cuando la edad es más avanzada en las personas.

 Entonces, algo que tenga que ver con la sabiduría misma, no es cosa de juego. Escribí anteriormente unas críticas al sistema Montessori y sobre Spielrein. Comento que a la escuela no se va a jugar, y en efecto, Finlandia prefiere que esos niños se queden en sus casas jugando, no en la escuela, ya que a la escuela no se va a jugar.

 De lo contrario, y no sólo en los niños, en este caso en los adolescentes, en la preparatoria. De qué sirve que asistan a la escuela si van a estar retando al profesor. A la escuela no se va a retar a nadie.

 El caso de un profesor de preparatoria, joven, que le contaba a sus alumnos que una vez le rompió el examen a un chico, esto debido a que los estaba retando. Después de que lo rompió, el chico soltó en llanto. Los estudiantes le preguntaron al maestro que cuáles eran las consecuencias de no presentar tal examen, el profesor respondió: si ese examen no se exenta o se presenta, el alumno es expulsado de la escuela. Después de oír eso, todos sus alumnos se echaron a reír. Fue muy gracioso.

 Pero es el punto, ¿los chicos por qué cometen tantas tonterías, una por una y segundo a segundo? Por tal motivo, es que, al igual que los niños, deberían de estar guardados en sus casas sin salir jamás, sin que nadie sepa de ellos, como el caso del jorobado de Notre Dame. Todo mundo sabía que había alo raro pero nadie sabía a ciencia cierta lo que se ocultaba en el campanario de dicha Catedral.

 Es por demás ridículo y obsoleto los comportamientos de los jóvenes holgazanes. Su vida gira en torno a lo nefasto y a lo holgazán, a lo inútil lo divertido sin sentido y a ese placer vano que tienen por sentirse protagonistas y que medio planeta los regrese a ver.

 Pero la vida es así, entonces, cada 7 años viene la acción y cada otros 7 años, viene la paz, el descanso, parece ser que es bastante necesario. Procedimientos inútiles en el caso de los dementes del estudio y la investigación, ellos no se pueden estar quietos, pero es por enfermedad, un alto nivel de enfermedad. Por eso se dice que están enfermos.

 El caso es que justo a los 21 años, deberían de comenzar, y eso, en dado caso, los estudios de nivel medio superior y superior en los humanos convencionales todos. No antes.

 Personalmente puedo decir que yo estudié mi licenciatura y maestría y miles de diplomados a la edad de 43 años, algo así. Lo cual me resultó bastante sencillo ya que al parecer, lo sabía prácticamente todo respecto de lo que estudié. Esto gracias a la experiencia o experiencias adquiridas anteriormente, donde vi de todo y conocí de todo, e igualmente leí miles de libros.

 De igual forma, confieso que no soy bueno para levantarme temprano, y mucha gente es igual que yo. De la misma forma hay quienes se levantan más temprano que los gallos y no puede entender cómo le hacen para poder vivir, supuestamente dentro de lo normal.

 Yo no podría, me la pasaría todo el tiempo bostezando. En definitiva no se debe juzgar por quienes se levantan temprano y por quienes no. Sencillamente resulta que cada quien tiene, posee una distinta química y biología.

 Pero este es otro asunto muy real y verdadero. Estudios recientes, identifican que los horarios que lamentablemente manejan los adolescentes respecto de su institución educativa, son y logran una dupla mortal.

 Se habla de que estos chicos deberían de levantarse primeramente, más tarde, por lo que los horarios que manejan estas instituciones de nivel medio superior, son erróneos, para variar.

 Se habla sobre una serie de aspectos concernientes a la biología y funcionamiento en estos semijóvenes, y en efecto, tienen razón toda. Por la edad que ellos cursan, es importante más horas de dormir en sus horarios.

 Ellos están pasando por etapas de remodelación y reconstituciones física, mentales y en todos los ámbitos. Es importante entonces que duerman más, de esta manera obtienen la vitamina que les sirve para el crecimiento, a parte de la obtenida mediante los rayos del Sol.

 En fin, el sueño, recuperarse en su totalidad, es algo que todo mundo debería de perseguir, de esta forma se está más relajado, es decir, dispuesto para ejercer la paz. Con ésta, se pueden lograr las situaciones de estudio con mayor concentración.

 Terminar entonces la preparatoria junto al grado universitario de licenciatura, es una faena que se llevaría justo en siete años, de los 21 a los 28. En este apartado, el hecho de pensar que la licenciatura dure tanto tiempo, es una de las situaciones que argumentan las ciencias de la educación en contra.

 Dicho período debería tardar a lo más, 3 años, o menos aún. La maestría debería de ser de 2 años máximo, o tal como las ofertan en España, en 1 año o hasta menos, dos cuatrimestres. El ritmo y velocidad de estudios ahí en Europa, es en efecto, acelerado, pero para eso estamos, para estudiar, no para contar las horas que tendríamos libres, Dios nos libre.

  Y así consecutivamente, sólo que el sistema es de lo más nefasto y lo único que se puede discernir de todo esto, es un afán por lograr que nadie termine sus estudios o que tenga que sortear varios obstáculos para poder lograrlo.

 En lugar de que se den la facilidades mediante personal físico o instituciones, no, pasa al revés, no es posible.

 Se da el caso también, de la escuela, donde en sus salones, precisamente para que no se queden los focos encendidos, colocaron algunos anuncios, por salón, que dicen:

-Cuando salgas del salón, no se te olvide apagar la luz-, a lo que algún estudiante pintó sobre el anuncio: -no quiero-.

 Los adultos, y principalmente cuando se trata de persona educadas y preparadas, profesionistas e intelectuales, obviamente al observar dichos comportamientos, es algo así como escuchar una muy mala broma, es parte de las circunstancias de vida, del sistema, y finalmente, en efecto, es una muy mala pesadilla.

 Lo mejor es estar a mil millas de los adolescentes, pero es mucho mejor, que ellos se guarden en sus casitas donde ni siquiera sus madres los aguantan, ni ellos mismos se soportan, y esto es tema general, y ahí están bien.

 Es como el caso de los políticos. ¿Entrevistar a Salinas de Gortari, para qué, con qué objeto, para que se haga más famoso de lo que ya es, para que siga esgrimiendo su trofeo de haber devaluado la moneda en 1994 y en el sexenio de Peña Nieto, para ver cuándo ejecutan otro asesinato tipo Colosio y terminar diciendo que fue suicidio de parte del mismo Luis Donaldo?

 No, estos tipos, al igual que los adolescentes y que cualquier otra persona con pésima actitud, deben estar guardados o enterrados en un panteón de preferencia, que no salgan a la vista de nadie es lo idóneo.

 Es esto o es estudiar, y para lo segundo, lo primero no viene ni llega, que es la voluntad y la concentración para empezar a entrenar lo memorístico, que justamente son dos de las tres potencias con las que cuenta el ser humano.

 En la Ibero recuerdo perfectamente haber entrado a la clase de matemáticas. Nadie hacía caso a la maestra, ella hablaba pero por inercia, sabía perfectamente el juego, se veía tranquila, pero bastante decepcionada de tener que estar enfrente de 18 estudiantes.

 Recuerdo que había una mesa, que de hecho todas las mesas estaban para dos personas, por lo que la plataforma de los pares, no se daba solamente por casualidad.

 Habían dos chicas que parecían estar enamoradas una de otra y al revés. Parecía que hablaban sobre cuentos mágicos sobre castillos dragones y príncipes azules. No hacían caso a la maestra, pero ni por error.

 Todos hablaban en voz baja, no tan bajo en sí. Los murmuros resonaban bastante agudos y rebotaban en las esquinas del techo del aula. Una caja de zapatos más, llena de zapatos sin cerebro.

 Se da el caso en esta misma institución, de una chica que comienza a criticar a su maestra, diciéndole que es una negra (la maestra era morena) sin preparación (la maestra contaba con licenciatura y maestría) y que sus clases eran porquería, y que jamás se compararían, dichas clases, con las que se ofertan en Estados Unidos, ya que la chica, supuestamente estuvo ahí, y se quedó más que maravillada por la didáctica estadounidense.

 Una niña que ni siquiera se asea bien su cuerpo y genitales, mismo la nariz, por lo mismo de que se trata de una dispersa adolescente ingenua para lo que le conviene y prepotente en potencia al cubo, no puede dirigir una crítica hacia la Maestra, que cuenta con grados universitarios, a no ser, que la chica contase con tales grados también, un mano a mano, podría ser.

 Lo del mano a mano no viene al caso, pero una persona sí que podría criticar a otra siempre y cuando se encontrara al mismo nivel, justo para poder efectuar el reclamo, pero en este caso, huelga decir y por lo que es evidente, que nada que ver.

 Luego este mismo tipo de chicas, terminaban sentenciando en el momento máximo de su asco hacia los profesores, que terminaría acusándolos con su mamá. En el caso de Puebla, al parecer tales actos sí proceden, ya que ahí todo mundo se siente de la realeza, y este tipo de enfrentamientos, aunque tienen que ser medidos por la dirección, y por la directora o director de dicho plantel, siempre son y terminan en actos de sumo nivel ofensivo. No puede ser.

 Una española que estaba de visita en Puebla, le comentó a un taxista, después de que éste le preguntara que qué opinaba de Puebla, la española no tardó en decir lo siguiente: -bueno, mira, yo soy honesta y te puedo decir que la gente que hay aquí no me gusta para nada. la ciudad finalmente es una ciudad como cualquier otra, pero la gente es de lo más nefasta. Estaba yo en una zapatería, y la persona que estaba haciendo el aseo, que se trataba justamente de una chica, ella saludó a una persona del sexo femenino que iba caminando en la calle. Dicha sujeto no contestó al saludo. Entonces ¿sabes qué? Eso a mí no me cuadra, son cosas que simplemente no tolero. La señorita que iba pasando por la calle era adinerada, la que hacía el aseo dentro de la zapatería era una chica humilde. Y eso no se vale-.

 Puebla se identifica por ser una zona, que mejor dicho, yo apelaría por un hoyo negro, donde la mitad de sus pobladores son gente sin dinero y la otra mitad son gentes con mucho dinero, y eso, supuestamente.

 Fenómenos sociales como estos, son los que logran que un padre de familia, se cambie de Puebla hacia otro estado de la república, huyendo, sí, con su hijo, ya que este idiota acaba de enterrarle un puñal a su novia, en un estado y momento de histeria total. Esto ocurrió en el mero centro del jardín e instalaciones de la Universidad Ibero Puebla, años anteriores. NO recuerdo el año, pero de igual forma, este tipo de eventos son muy comunes ahí, en cualquier momento se pueden repetir dichos atentados.

 Suponemos que los chicos van a la escuela a estudiar, y no a asesinar a su novia, o a meterle varias puñaladas, simplemente porque el chico es un manojo de nervios por ser un manojo de drogas.

 Me tocó el caso de un chico, ahí mismo, que al parecer estaba, se encontraba bastante centrado en comparación con sus compañeros, y en efecto, así era. Una ocasión le entrevisté y me dijo que el conservaba y se sentía orgulloso de eso mismo, los hábitos de estudio y de educación que le había enseñado su padre, al parecer recordaba vivamente varias máximas de voz de su papá, las cuales le sirvieron y le sirven a manera de constante para poder sortear las dificultades que presenta la vida.

 Había una niña que tenía padres mitad alemán y mitad mexicana, la madre. Todas tienen el mismo síndrome del papi querido y anhelado. Se quejaba de que su hermano mayor siempre le hablaba golpeado, claro, como buen nazi. Su mamá, quién sabe, su padre nunca estaba ya que tenía un puesto dentro de la política y algo tenía que ver con los Pinos.

 La niña era un tremendo relajo, y hasta eso no tanto, pero la dispersión, sí era total y fatal. Los juegos, las charlas, momentos de soledad, todo eso presencié de ella. En un momento dado ya hasta pensaba que la estaba cortejando y lo hizo sabedero mediante un comentario que puso en su muro de Facebook, y claro, no puso el destinatario.

 Una vez le comenté lo que estaría bien que hiciera con su vida, y hubo un pasaje donde le comenté que estaría bien si impartiera algunas clases, ante lo cual estalló de inmediato y me dijo que no, que para ella todo estaba bien siendo alumna, una insoportable para los profesores. Si ella le otorgaba diariamente un dolor de cabeza a sus profesores, eso podría ser, pero al revés, experimentar lo que se siente recibir ese dolor de cabeza, de parte de algunos otros adolescentes, siendo ahora, ella, la maestra, impensable. Al menos tenía alguna idea de lo que representa ser maestro.

 El niño genio que sacó mención honorífica de su generación, a la que tuve no el tanto gusto de conocer. Él era buenísimo para las cosas mentales y de destreza, podía armar el cubo en unos cuantos segundos, y luego podía hacerlo igualmente con dos a la vez, uno en cada mano. Pero, pretendía a prender a tocar un instrumento, y nunca lo logró, ya que nunca se acercó a tomar clase con su profesor en turno. Decía que quería aprender, y siempre llevó su guitarra y amplificador, pero nunca se acercó al profesor para poner orden a los conceptos. Es decir, por un lado quería y por el otro lado, mejor dicho, no quería.

 Un chico que se quejó de la clase que yo impartía, diciendo que no servía para nada y que era la peor clase que habría tomado en su vida. Cuando este chico era uno que jamás había entrado a mi clase, ya que no le gustaba, y las pocas veces que nos visitó, fue porque no le quedó de otra. Segundo, el chico era un holgazán de primera y para todo tenía pretextos. Tercero, el chico no tenía ningún talento para esa clase, por lo mismo no le gustaba y por lo mismo no entraba. Lejos de hacer algo por nivelarse a lo solicitado conceptualmente hablando, y en esta forma mejorar sus aptitudes hasta lograr convertirlas en virtudes, lejos de todo eso, solamente hizo todo lo contrario y se deshizo de cualquier situación que lo pudiera comprometer a seguir asistiendo a dicha clase.

 Se da el caso en la escuela de música, donde de hecho todos son iguales. Los científicos y sus procesos primitivos de pensamiento, siempre se enfurecen cuando alguien dice: -todos son iguales-, ya que estos quieren números exactos mediante lo que vomiten las encuestas.

 Sin embargo, en este apartado resulta que todo se hace lo mismo, todos se suman en un unísono, lo que por un lado está muy bien, es otro tipo de conjunción, no de fusión, pero por algo se empieza.

 Está el alumno tomando su clase de instrumento, la guitarra. El maestro le pide las escalas correspondientes a la tarea a presentar. El chico intenta pero no lo logra. Las tiene pero las tiene de una manera descuidada. El profesor se lo hace saber, el mismo chico lo sabe. Hablo de adolescentes. Se escucha la voz del profesor decir: -no, no, no no, huy, casi, no, esa no es, no, huy no, no no no, huy no, espérate, no-. Llega un momento en que el chico se harta de tal situación, y en lugar de cualquier otra cosa, se pone a platicar con su profesor.

 El chico entonces le platicaba a su maestro sobre quien sabe qué evento de los últimos días, lo que le brindó una experiencia algo exótica. El maestro sólo escuchaba y solamente decía: aha, mmm, sí, si, si, si, mmmha, sí, si, si, si… el chico fue así como terminó su clase de ese día. Se dio cuanta de que no lo pudo hacer, al menos ese día, y que en un futuro cercano, igualmente sería y representaría una ardua labor de su parte para poder colocarse dentro del nivel solicitado.

 Y la crítica a lo anteriormente expuesto es la que sigue. Todos los chicos y no sólo estos, sino todo mundo, quieren siempre y de preferencia la educación presencial, pero con la sola excusa de ir a la fiesta y a platicar con todo mundo a todo lo que dan.

 Hay una tipa por ahí que sólo se la pasa quejándose sobre sus situaciones psicológicas frustradas, ya que todo el tiempo y al parecer toda su vida estuvo casada con los consultores y consultorios psicológicos. Tiene los ojos rojos debido a que nunca puede dormir. Se la pasa llamando la atención a todos los maestros, principalmente los de corte adultos y adultos mayores. Lo anterior con el afán de no sé qué. Llega un momento en que todo esto es cansado. Y no se trata de una sencilla crítica panóptica, lo que implica algo mayúsculo claro es, sino que el estudio está completamente descuidado y nadie hace algo al respecto de abrir los libros aunque sea para sólo disimular.

 Si un grupo de personas se encuentra hablando sobre determinada temática, llega la chica del párrafo anterior y solamente habla de medicamentos que recetan algunos especialistas con perfiles en psicología. La chica arde en llamas porque se dé una determinada curación y salvación al respecto de la pedagogía en acción. Dice ella que los niños deben aprender desde determinadas edades de la infancia, y yo digo que no, tal es el caso de Finlandia y su caso, el que excluye a los niños, ya que para poder entrar dentro del aula, es importante un compromiso de cierta especie, el que permita las acciones que absorben los saberes y no nada mas llegar a la institución a calentar el asiento y a hacer que dicha escuela termine como una guardería, como los casos de Montessori y la amante fallida de Jung (Sabina).

 Entonces trátese del tema de conversación que esté en proceso, no, ella llega y se acabó la charla, ya que de ahí comienza a despegar ante lo hipnótico de lo que también y al parecer está en desacuerdo. No deja hablar a nadie y es otro de los casos del típico de personas que supuestamente llegan a la institución a estudiar, y terminan mejor dicho, como grillos de revolvedora.

 Una charla que tuve el otro día con unos chicos, ya que me interesaba invitar a más prospectos para que entraran a la clase de pedagogía. Me reuní este día con 4 jóvenes más de los que de hecho, jamás había visto antes. Empezamos a platicar, y al parecer todos se abrieron a la charla de manera cordial y deportiva. Principalmente una joven que se encontraba por ahí, de corte bronce. Esta chica sí se encontraba participando con fervor, había un chico de esos que pare que hay que sacarles las palabras con palanca. Éste y supuestamente los demás, se vieron convencidos por todo lo que les comenté este día. De hecho uno de ellos, el más avanzado y serio, me comentó que él los había notado interesados en dicha clase. Claro que no fue así, porque no hubo nunca jamás ningún interés, a no ser que en algún momento dicha materia de pedagogía venga contenida en el horario de algún semestre superior. Fue por tanto, una conversación tipo llamarada de petate, que se dio en aquel día.

 En dicha conversación, el chico que casi no hablaba, comentó que no le gustaba cómo impartían clase algunos profesores, a los que él consideraba que tocaban muy bien, pero que no eran muy buenos transfiriendo tales conocimientos. La música así como el idioma, es de repetición, si yo jamás escucho cómo suena la frase: can do that, jamás podría copiarla, decirla, pronunciarla correctamente. Lo mismo sucede en la música cuando nos estamos entrenando en el instrumento, por lo que verdaderamente, no necesitamos que el maestro hable, masque para lo periférico.

 Es lo que les comento siempre a todo mundo, S. Hawking no habla, no puede hablar, recientemente lo logra por una computadora que le colocaron para vencer tal dificultad, pero antes, recuerdo como necesitaba de un profesor asistente que sirviera para traducir a los estudiantes todo lo que el genio decía. Lejos de que estos chicos no conozcan al científico, tal idea no les cabría en el cerebro. Lo anterior es falta de pensamiento y razonamiento. No se trata únicamente de acoplarse a las situaciones mediante actos platónicos de humildad, sino que es algo más pronunciado.

 En dicha plática, la joven de la que les comentaba, hablaba siempre en un tono acentuado y vulgar, con muchas groserías, las cuales yo también digo, por lo que voy a rectificar, hablaba vulgarmente. Esto es muy distinto de sólo decir groserías. ¿La piel cobriza tiene que ver con esto? ¿Ser o haber nacido en un país como México, implica ser un tranza y trácala por el sencillo hecho de hablar español? ¿Esto tiene que ver por tanto con una gran gama de niveles de tiranía, cobardía y asquerosidad implícitas en la antropología azteca? Son algunas preguntas que me vinieron a la cabeza, algunas de las cuales…

 En dicha escuela, nadie sale titulado, pero te cobran como si sí fueras en algún momento, a recibir algo. El punto aún así, es que todos pagan, lejos de que exclusivamente vayan a la escuela a platicar y a fanfarronear, pagan, eso es lo candente. Claro es que ellos no, pero sus papás sí. No sabemos quiénes sean más tontos que los otros, si los padres de familia, o los atolondrados hijos.

 Al nivel al que me refiero aquí, ya no es precisamente el de los adolescentes, sino el nivel de jóvenes tempranos y jóvenes en sí. Y parece ser que también ellos están aptos para no hacer nada. Cuestión de enfoques.

 Recientemente se ven decepcionados por su institución escolar, ya que dicen que se está convirtiendo en una escuela de plástico al igual que otras dos que son superiores respecto al rango de engaño que se maneja cuando éstas escuelas se venden. Finalmente el que no hace tranza no avanza, el que no miente, no vende, etc.

 Por tales motivos es que algunos ya quieren salir de ahí, finalmente conocen que no obtendrán ningún papelito habla.

 Se da el caso de quienes dentro de tales instituciones, no quieren estudiar lo pactado por el programa. En un principio dicen que sí, supuestamente a todo, pero a la mera hora, ya no, y se salen por la tangente. Sus vidas están repletas de tangentes. Si la clase es una que es dificultosa, entonces en una primera instancia, se dan cuenta y terminan por confirmarlo, por confirmar que no pueden con tanto y se echan a dormir en la nube de la flojedad. Después, cualquier pretexto es bueno y suficiente como para no volver a tomar dicha clase. Hasta piensan en hacerse amigos de sus profesores, con tal de que éste se las perdone todas. Así no hay avance, al menos frustración tampoco, al menos no a niveles elevados. Siempre yace algo de esto, como si se tratara de algunas fumarolas de un previo pequeño incendio, el que ha legado cierta mella.

 Sólo toman clase referente a lo que ellos quieren hacer, y finalmente no es mala idea, ya que de lo que se trata es de que finalmente aprendan, a como dé lugar. Entonces los maestros en cuestión se basan en las necesidades de ellos. Es una buena idea al final.

 Uno de los chicos que mencioné con anterioridad, encontrándose éste en un salón determinado, entra un nuevo profesor para atacar la siguiente clase, y el chico no saluda pero ni por equivocación. Al ocurrir esto y yo enterarme, recuerdo lo que había comentado el otro estudiante sobre que él y otros, estaban más que interesados en algunas cosas y clases. Me dije a mí mismo, no, esto no es así. Si el chico no saluda siquiera, hay y siempre existirá una magro vacío que impedirá a toda costa la funcionalidad de las supuestas interacciones, justo por falta de comunicación y una que sea de gran calidad. Y por otra parte, tal chico, sin más, platicaba o preguntaba algo al profesor sólo cuando él así lo decidía, como si todo el Mundo debiera estar pendiente de su estupidez.  

 No sé si había comentado el caso del chico que se drogaba en la preparatoria de paga. Ahí habitan oficiales de policía, al menos y no precisamente como se les conoce, pero son policías. A cada rato lo llevaban (al chico) a la dirección para llamarle la atención. El chico siempre discurría en lo mismo y por ende siempre resultaban similares consecuencias, todo el tiempo, al parecer, viviendo dentro de la dirección del instituto.

 

Lo importarle es comentarle al chico sobre la importancia de que deje de asistir a la escuela, ya que no le resulta conveniente. No tiene que hacer otra cosa mas que hablar con sus padres, al que más confianza le tenga y es todo. Seguramente los padres entenderán que probablemente ese no es su tiempo de dirigirse hacia los estudios, también, lo cual no tiene nada de malo, al menos por el momento. Podría ser en otra ocasión, por ello existen las universidades para personas adultas.

 

El chico pasa por un trance complejo, como lo es todo de complejo. Son momentos, son situaciones pasajeras. O a lo mejor no, el caso es que por el momento el chico encuentra su salida en lo que más le conforta, y es no estudiar, porque no entiende qué es eso y al mismo tiempo en drogarse o tomar él solo o con sus amigos, ya que eso le trae más compañía que el acto mismo del vicio.

 

No significa que eso de drogarse esté bien, solamente que de ser así, si él mismo no lo puede suspender, entonces no está bien que esté dentro de la institución, esto es definitivo; tendría que estar en otro lado, curándose en un hospital o cosas de la misma naturaleza. De esta manera, ya nadie estará sobre él, atrás de él, siguiéndolo, persiguiéndolo para todo lo supuestamente malo que hace y obra. El tiempo y el silencio, posteriormente, marcarán la diferencia.

 

Mayor compañía es la que requeriría entonces en casa, en su casa. Esto último es casi siempre donde los familiares todos y entre todos, fallan, ya que se ven a sí mismos como la última gota de mármol que derramaron los dioses, y entonces su nivel de importancia y de superioridad es suprema. Por lo tanto, la familia o esquemas en donde ellos tienen que compartirse con los demás, se desvanecen. Todos los sabemos, condiciones del ego, por decirlo con palabras llanas. La compañía familiar y el diálogo socrático, obviamente no basta con estar todos en la mesa, por ejemplo, viéndose las aburridas caras, si no hay charla.

 

 

El caso del chico, adolescente, que quiere estudiar música, guitarra en específico. La música es un mundo vastamente dificultoso por excelencia; así como la memoria y la concentración, o la voluntad, son potencias, por lo mismo son plataformas de vida. La problemática con la música, y que de hecho es donde miles de padres de familia fallan, y esto por no saber, es que creen que sus hijos aprenderán a tocar el instrumento musical en cuestión, de la misma forma en que las personas aprenden a hablar la lengua extranjera... error fatal.

 

Una persona en una clase de inglés de una hora, puede acumular los conceptos dentro de su cabeza, referentes a la teoría de la lengua, y a parte, salir del salón hablando lo aprendido ahí mismo. No así quien aprende un instrumento musical; en la cabeza del sujeto, éste retiene la información teórica, pero para poder ejecutar el instrumento, necesita forzosamente la práctica, ya que ello es de nivel físico de ejercitación, es como ir al gimnasio. Es decir, en el momento en que el estudiante sale del aula de música, piano por ejemplo, el chico tiene la idea de lo que debe hacer, mas no la agilidad y agudeza para lograrlo, en pocas palabras: lo tiene en la cabeza pero no en las manos. Resultado: no puede tocar aún. Es en esta parte que los padres de familia siempre se confunden, y dicen: o mi hijo no sirve para esto, o la escuela donde lo tengo estudiando no sirve para nada. No se trata de nada de lo anterior, es solamente comprender lo que ya se ha explicado.

 

Entonces llega este chico que les comento, quiere aprender lo práctico pero no lo teórico precisamente, solfeo, entrenamiento auditivo, etc., todo lo anterior es sumamente difícil. Sería más fácil ser astrofísico que músico. Y sé de lo que hablo. Cuando el maestro ya le está solicitando al adolescente que entregue sus lecciones las cuales provienen del método y todo ello está en el libro de música el cual hay que leer mediante la notación musical, entonces el ánimo del chico se va desvencijando. Lo anterior es lógico, sólo que las personas, en este caso, los jóvenes, no lo saben. La madre de este chico se siente incómoda con él por estas razones, a parte de que ella siempre ha tenido la idea de que su hijo no termina nunca lo que empieza. Esta historia se encuentra en proceso actualmente, no sabemos qué es lo que vaya a suceder.

 

Es solamente cosa de meterle energía a las cosas y a los propósitos, echarle ganas como se dice popularmente, no quitar nunca el dedo del renglón.

      

 






















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